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El imperialismo y la escisión internacional del proletariado

«El capitalismo ha desglosado ahora un puñado (menos de una décima parte de la población de la Tierra o menos de un quinto, calculando “por todo lo alto”) de países particularmente ricos y poderosos que, con el simple “corte del cupón”, saquean a todo el mundo.»

V.I. Lenin – Prólogo a las ediciones alemana y francesa de ‘El imperialismo, fase superior del capitalismo’ (1920)

En un artículo de 1976, Arghiri Emmanuel ilustraba la magnitud del “aburguesamiento” del proletariado de los países ricos con un sencillo experimento mental:

  • El salario anual medio de un trabajador estadounidense ascendía a 10.500$ (este dato y los siguientes expresan dólares nominales de 1973).
  • La población total del mundo capitalista ascendía entonces a 2.600 millones de personas.
  • Retribuir a toda la población del mundo capitalista con el salario medio del trabajador estadounidense hubiese requerido unos 11 billones de dólares anuales.
  • Sin embargo, el ingreso nacional total del mundo capitalista ascendía tan sólo a 2,7 billones de dólares anuales.
  • Si todo el ingreso anual mundial —eliminando las contrapartes parasitarias del trabajo: ganancia, renta, tasas de interés, etc.— se hubiese destinado a la reproducción simple, y, por tanto, hubiese sido distribuido igualitariamente entre toda la población mundial, habría alcanzado para cubrir tan sólo una cuarta parte del salario estadounidense: es decir, unos 2.500$ anuales per cápita.

De aquí, Emmanuel deducía que el proletariado internacional se encontraba escindido. La parte metropolitana disfrutaba de ciertos beneficios derivados de la explotación de los países pobres, y, por lo tanto, tenía un interés objetivo en la perpetuación de dicho sistema. La parte periférica, en cambio, estaba sujeta a una explotación descarnada que sufragaba, no sólo (y no tanto, para Emmanuel) los beneficios de la burguesía imperialista, sino también una parte sustancial del ingreso de la aristocracia obrera de los países ricos.

¿Qué resultados ofrece el experimento mental de Emmanuel aplicado al presente?

  • El ingreso nacional medio per cápita de Estados Unidos asciende, en el año 2021, a 70.480$ anuales (este dato y los siguientes expresan dólares internacionales de 2023).
  • La población mundial total asciende a 7.888 millones de personas.
  • Retribuir a toda la población del mundo con el ingreso medio de un ciudadano estadounidense requeriría unos 556 billones de dólares anuales.
  • Sin embargo, el ingreso nacional total del mundo entero asciende tan sólo a 146 billones de dólares anuales.
  • Si todo el ingreso anual mundial —eliminando las contrapartes parasitarias del trabajo: ganancia, renta, tasas de interés, etc.— se destinase a la reproducción simple, y, por tanto, fuese distribuido igualitariamente entre toda la población mundial, alcanzaría para cubrir apenas una cuarta parte del ingreso estadounidense medio: es decir, unos 18.510$ anuales per cápita.

Para ampliar el foco, podemos aplicar el mismo razonamiento, no sólo a los Estados Unidos, sino directamente al conjunto de las naciones ricas. Tomamos como referencia la clasificación del Banco Mundial para los países de altos ingresos:

  • El ingreso nacional medio per cápita de los países de altos ingresos asciende, en el año 2021, a 55.225$ anuales (este dato y los siguientes expresan dólares internacionales de 2023).
  • La población mundial total asciende a 7.888 millones de personas.
  • Retribuir a toda la población del mundo con el ingreso medio del ciudadano de los países de altos ingresos requeriría unos 436 billones de dólares anuales.
  • Sin embargo, el ingreso nacional total del mundo entero asciende tan sólo a 146 billones de dólares anuales.
  • Si todo el ingreso anual mundial —eliminando las contrapartes parasitarias del trabajo: ganancia, renta, tasas de interés, etc.— se destinase a la reproducción simple, y, por tanto, fuese distribuido igualitariamente entre toda la población mundial, alcanzaría para cubrir apenas una tercera parte del ingreso medio de los países de altos ingresos: es decir, unos 18.510$ anuales per cápita.

Lenin, hace ya un siglo, se refería a las potencias imperialistas como «un puñado (menos de una décima parte de la población de la Tierra o menos de un quinto, calculando “por todo lo alto”) de países particularmente ricos y poderosos que, con el simple “corte del cupón”, saquean a todo el mundo». Es decir, las naciones opresoras contaban con entre un 10 y un 20% de la población mundial. Hoy, la población de los países de altos ingresos asciende a 1.241 millones de personas: un 15,7% del total mundial. Por tanto, podemos concluir que el diagnóstico de Lenin —y, en este mismo sentido, como ya hemos visto, también de Emmanuel— sigue vigente.

Pero existe otra manera, aún más precisa que este cálculo general, para ilustrar la magnitud del “aburguesamiento” del proletariado de los países ricos.

Según la Poverty and Inequality Platform (PiP) del Banco Mundial, el consumo o ingreso medio per cápita de toda la población del planeta asciende, en el año 2019, a 18’04$ diarios (este dato y los siguientes expresan dólares internacionales de 2017, de acuerdo con el ajuste en paridad de poder adquisitivo elaborado por el Banco Mundial). Por tanto, el consumo o ingreso medio de toda la población mundial equivale a unos 140.000 millones de dólares diarios. Si, como en la hipótesis de Emmanuel, mañana se implantase por decreto el socialismo mundial, redistribuyendo igualitariamente todo el ingreso diario, ¿qué parte de la población mundial resultaría beneficiada por esta redistribución? ¿Qué parte, por el contrario, resultaría perjudicada?

La PiP ofrece datos de ingreso o consumo desagregados por países y por percentiles, permitiendo un cálculo relativamente preciso de esta magnitud. Asumiendo que ni la distribución internacional —i.e., entre países— ni la distribución nacional —i.e., entre clases— del ingreso o consumo hayan cambiado significativamente entre el año 2019 y el año 2021, descubrimos que un 74% de la población mundial se vería beneficiada por una redistribución igualitaria del ingreso mundial total, mientras que, por el contrario, el restante 26% se vería perjudicado.

Realizando el cálculo por países, obtenemos el siguiente resultado:

 1. PORCENTAJE DE LA POBLACIÓN NACIONAL POR ENCIMA / POR DEBAJO DEL INGRESO O CONSUMO MEDIO MUNDIAL

Los países donde la mayor parte de la población mantiene unos niveles de ingreso o consumo por debajo de la media mundial —es decir, donde más del 50% de la población vive con menos de 18,04$ diarios— suman un 83% de la población mundial. Por el contrario, los países donde una amplia mayoría de la población mantiene niveles de ingreso o consumo por encima de la media mundial —es decir, donde más del 85% de la población vive por encima de los 18,04$ diarios— suman tan sólo un 14% de la población mundial.

¿Cómo se distribuyen estos dos grupos entre las distintas regiones del planeta?

  • En el África subsahariana viven 1.182 millones de personas. De entre ellas, 1.155 millones (cerca del 98%) resultarían beneficiadas por una redistribución igualitaria de la riqueza mundial, mientras que sólo 27 millones (poco más del 2%) verían empeorar su nivel de ingreso.
  • En Asia del Sur viven 1.902 millones de personas. De entre ellas, 1.861 millones (cerca del 98%) resultarían beneficiadas por una redistribución igualitaria de la riqueza mundial, mientras que sólo 41 millones (poco más del 2%) verían empeorar su nivel de ingreso.
  • En América Latina y el Caribe viven —excluyendo los países de altos ingresos— 621 millones de personas. De entre ellas, 457 millones (en torno al 74%) resultarían beneficiadas por una redistribución igualitaria de la riqueza mundial, mientras que 164 millones (algo más del 26%) verían empeorar su nivel de ingreso.
  • En Asia del Este y el Pacífico viven —excluyendo los países de altos ingresos— 2.124 millones de personas. De entre ellas, 1.696 millones (cerca del 80%) resultarían beneficiadas por una redistribución igualitaria de la riqueza mundial, mientras que 428 millones (algo más del 20%) verían empeorar su nivel de ingreso.
  • En Asia Central y Europa del Este viven —excluyendo los países de altos ingresos— 402 millones de personas. De entre ellas, 267 millones (algo más del 66%) resultarían beneficiadas por una redistribución igualitaria de la riqueza mundial, mientras que 135 millones (en torno al 34%) verían empeorar su nivel de ingreso.
  • En África del Norte y Oriente Próximo viven —excluyendo los países de altos ingresos— 417 millones de personas. De entre ellas, 367 millones (el 88%) resultarían beneficiadas por una redistribución igualitaria de la riqueza mundial, mientras que sólo 50 millones (un 12%) verían empeorar su nivel de ingreso.
  • En los países de altos ingresos —excluyendo los micro-Estados con menos de 1 millón de habitantes— viven 1.235 millones de personas. De entre ellas, tan sólo 104 millones (apenas el 8%) resultarían beneficiadas por una redistribución igualitaria de la riqueza mundial, mientras que 1.132 millones (en torno al 92%) verían empeorar su nivel de ingreso.

En resumen: una mayoría abrumadora de la población de Asia, África y América Latina —además de una parte sustancial de la población de Europa del Este y Oceanía— mejoraría indiscutiblemente bajo el supuesto de una redistribución del ingreso mundial. Por tanto, este sector tiene un interés objetivo más o menos evidente en acabar con las relaciones económicas imperantes. En cambio, una mayoría abrumadora de la población de Europa, Norteamérica, Australasia y Japón mantiene unos niveles de ingreso superiores a los que le corresponderían en nuestro escenario hipotético de una redistribución internacional de la riqueza. Por tanto, este sector tiene un interés objetivo más o menos evidente en mantener el funcionamiento de las relaciones económicas imperantes.

Por otro lado, ¿cómo se distribuyen los distintos países dentro de esta jerarquía mundial de ingresos?

2. PORCENTAJE DE LA POBLACIÓN NACIONAL POR DEBAJO DEL INGRESO O CONSUMO MEDIO MUNDIAL

  • Los países con menos de un 20% de la población por debajo del ingreso medio mundial incluyen a Estados Unidos y Canadá, Australia y Nueva Zelanda, Japón, Corea del Sur, Taiwán, Europa Occidental, los países nórdicos, algunos países de Europa del Este, las monarquías del Golfo Pérsico y una serie de micro-Estados que operan como paraísos fiscales. Entre todos ellos suman un 14% de la población mundial.
  • Los países con entre un 21% y un 40% de la población por debajo del ingreso medio mundial incluyen a Israel, Líbano, Malasia, Grecia y algunos países de Europa del Este. En conjunto, estos países suman menos del 2% de la población mundial.
  • Los países con entre un 41% y un 60% de la población por debajo del ingreso medio mundial incluyen a Argentina, Chile, Uruguay, Costa Rica, Panamá, algunos países de Europa del Este, Rusia y Turquía. En conjunto suman alrededor del 4% de la población mundial.
  • Los países con entre un 61% y un 80% de la población por debajo del ingreso medio mundial incluyen buena parte de América Latina, algunos países de Europa del Este y Asia Central, China, Vietnam y Tailandia. Entre todos ellos suman un 21% de la población mundial.
  • Los países con entre un 81% y un 99% de la población por debajo del ingreso medio mundial incluyen algunos países de América Latina, todo el continente africano, Moldavia y Kosovo, algunos países de Oriente Próximo y Asia Central, todo el subcontinente indio y la mayor parte de los países del Indo-Pacífico. En conjunto, estos países acumulan casi un 59% de la población mundial.

Esta distribución muestra dos estratos claramente diferenciados. Por un lado, una minoría de países ricos cuya población disfruta, casi por completo, de unas condiciones de vida superiores a las del resto de la humanidad. Por otro lado, una amplia mayoría de países pobres cuya población sobrevive, casi por completo, con unos niveles de ingreso inferiores a la media mundial. Entre ellos se sitúa un ínfimo segmento “de transición”, donde un 71% de la población se concentra en tan sólo cuatro países (Argentina, Malasia, Rusia y Turquía).

En definitiva, aparte de los distintos micro-Estados que funcionan como paraísos fiscales, en todo el mundo hay tan sólo una treintena de países donde menos del 15% de la población saldría ganando con una redistribución internacional de la riqueza. La siguiente gráfica recoge dicho porcentaje para una serie de países destacados, que, en conjunto, constituyen el polo dominante de la economía capitalista mundial:

3. PORCENTAJE DE LA POBLACIÓN NACIONAL POR DEBAJO DEL INGRESO O CONSUMO MEDIO MUNDIAL

En la mayor parte de estos países, el porcentaje de la población con un ingreso inferior a la media mundial ni siquiera alcanza el 5%. Además, este selecto club de países ricos cuenta no sólo con una población situada casi totalmente por encima del ingreso medio mundial, sino también con mayorías sociales que perciben al menos el doble de dicha cantidad:

4. PORCENTAJE DE LA POBLACIÓN NACIONAL POR ENCIMA / POR DEBAJO DEL DOBLE DEL INGRESO O CONSUMO MEDIO MUNDIAL

Como vemos, exceptuando a Estonia, Lituania y Polonia, todos los demás países mencionados cuentan con una mayoría demográfica que disfruta de un ingreso diario superior al doble de la media mundial. La proporción de este segmento varía entre el 50-60% de la “semi-periferia” del centro (España, Corea del Sur, Italia) y el 75-90% de las potencias imperialistas hegemónicas (Francia, Alemania, Estados Unidos). Por tanto, si tomamos el nivel de ingreso o consumo como una medida aproximada del nivel de vida, debemos seguir concluyendo lo mismo que concluía Emmanuel en 1976: la mayor parte de la población de los países ricos vive hoy, bajo las relaciones internacionales existentes, mejor de lo que viviría mañana si, de manera hipotética, se implantase por decreto el socialismo mundial.

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