Nacido en 1936 en Jérémie, Haití, en 1957 se traslada a México para estudiar medicina, dos años después la revolución cubana acaba con la dictadura de Batista y Sansaricq ofrecerá sus servicios como médico para fortalecer la implantación del nuevo sistema de salud gratuito que inaugura el gobierno revolucionario cubano, actuando especialmente en las zonas rurales, cuyos campesinos habían sido abandonados por la medicina privada. En 1962 durante la ¨crisis de los misiles¨ y ante la amenaza de que Estados Unidos realice una ataque nuclear contra Cuba, Sansaricq se alista voluntario como médico en un batallón de combate, permaneciendo durante 40 días en las trincheras de una posición defensiva de Mariel.
En 1965, se une junto a varios cubanos a un contingente internacionalista comandado por Ernesto Che Guevara, para apoyar a la guerrilla del Congo en su lucha contra los colonialistas belgas y los mercenarios del apartheid racista de Rhodesia y Sudáfrica, que habían sido enviados como fuerzas auxiliares. Primero viaja a Tanzania donde el grupo recibirá instrucción y de ahí se trasladarán clandestinamente por la noche, atravesando el lago Tanganica hasta territorio del Congo, donde establecerán una base guerrillera que hostigará con emboscadas al enemigo. Debido a su dominio del francés, Sansaricq también realizará tareas de traductor para la comunicación entre los cubanos y congoleños.
Tras la vuelta de África, retoma sus actividades médicas y se afilia al Partido Comunista de Cuba, dos años después, la noticia del asesinato del Che en Bolivia y la represión contra las guerrillas haitianas por parte la dictadura de Duvalier, hacen que Sansaricq deje una carta de despedida a sus hijos y mujer, partiendo de Cuba a una nueva misión.
En 1968 se infiltra en Haití, uniéndose al Partido de la Unidad Popular de Haití que intentaba derrocar a la dictadura terrorista implantada por Duvalier, un psicópata sostenido en el poder mediante una banda paramilitar entrenada y financiada por los servicios de Inteligencia norteamericanos, llamada ¨Tonton Macoutes¨ (los hombres del saco), inspirada en las ¨Camisas negras¨ del fascismo italiano, y dedicada al secuestro, tortura, asesinato y ejecución de todos los opositores a la dictadura, dictadura que servía de reserva de mano de obra barata para empresas norteamericanas, por ejemplo, cosiendo las famosas pelotas de béisbol por salarios de 30 dólares al mes, que luego se venderían en Estados Unidos.
Los focos guerrilleros efectuarán ataques exitosos contra cuarteles militares y comisarías, pero serán golpeados severamente por la dictadura duvalierista y la perniciosa labor de los infiltrados.
En 1969, mientras Sansaricq se encuentra en una reunión clandestina junto a su hermano y un grupo de guerrilleros, la delación de un agente infiltrado facilita la ubicación de la casa de seguridad en la que se encontraban, en poco tiempo la casa será rodeada por efectivos del ejército y paramilitares de los Tonton Macoutes, que les ordenan rendirse, pero, dado que sabían que acabar detenidos era sinónimo de ser torturados hasta la muerte, deciden ofrecer dura resistencia. Durante dos horas, Sansaricq y el resto del grupo se enfrentan a tiros contra los soldados, que llegan incluso a bombardear la casa con un tanque, a pesar de la superioridad numérica y de material, los militares sufre varias bajas, incluida la del teniente al mando Hervé Magloire, que también cae abatido por las balas de los guerrilleros. Ante la falta de munición Sansaricq y una guerrillera consiguen salir de la casa abriendo fuego y adentrarse en un camino, pero finalmente Sansaricq es alcanzado mortalmente por un disparo.
El exterminio de los revolucionarios haitianos no habría podido perpetuarse ni materializarse sin el permanente apoyo del gobierno de los Estados Unidos en el sostenimiento de la dictadura duvalierista, pero ello no logrará evitar que aún en 1973, un comando de las Brigadas de Liberación Nacional, formando por dos hombres y un mujer, secuestren a punta de pistola y cuchillo al embajador norteamericano en Puerto Príncipe, Clinton Knox y al Consul General Ward Christensen, que serían exitosamente canjeados a cambio de la liberación de 12 presos políticos haitianos y su envío con seguridad hacia México.